Todo lo que los hombres llaman "sagrado" (trátese de la divinidad, de la pasión erótica o de la creación artística o literaria) posee una doble cara: fasta y nefasta, benéfica y maléfica, luminosa y tenebrosa, gozosa y terrible. Lo sagrado es lo que atrae, pero también es lo que espanta. El hombre es capaz de dejarse arrastrar por lo sagrado hasta la absoluta perdición de sí mismo, hasta el punto de sacrificar no sólo los propios bienes sino incluso la propia vida; precisamente por eso, el hombre que desea preservar su vida necesita defenderse de lo sagrado, mantenerlo a cierta distancia, limitar sus terribles poderes.
"Introducción. El amor de un ser mortal" (por Antonio Campillo), en Lo que entiendo por soberanía, de Georges Bataille.
Te felicito por este hermoso Blog que expone una parte muy linda de toda tu creatividad.
ResponderEliminarPablo