La prueba que todos los hombres adultos han superado, ha sido hacer que este pequeño ser biológico sobreviva, pero en vez de sobrevivir como niño de la selva criado por lobos (tal como se exhibían a veces en las cortes del siglo XVIII), sobreviva como criatura humana (habiendo escapado a todas las muertes infantiles, entre las cuales muchas son muertes humanas, muertes que sancionan el fracaso del devenir-humano). Los hombres adultos son siempre amnésicos, testigos y muy a menudo víctimas de esta victoria, que llevan en lo más profundo, es decir en lo más desgarrado de su ser mismo, las llagas, las enfermedades y marcas de esta lucha para la vida o la muerte humanas. Algunos, la mayor parte, han salido casi indemnes -o por lo menos, se vanaglorian de ello y tienden a comunicarlo a grandes voces-; muchos de estos antiguos combatientes quedan marcados para toda la vida; algunos mueren algún tiempo después de la lucha, habiéndoseles abierto súbitamente de nuevo las heridas en la explosión psicótica, en la locura, última compulsión de una "reacción terapéutica negativa"; otros, los más numerosos, de la manera más "normal" del mundo, bajo el disfraz de una muerte "orgánica".
Fragmento de "Freud y Lacan", en Posiciones, de Louis Althusser.
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