Ayer estaba de mal humor.
Entre el dolor de cabeza y las situaciones que me llevaron a ese dolor de cabeza, no puedo decir que haya sido un día (que empezó a las 4 de la tarde) productivo.
Pero a la noche, después de leer algunos apuntes, decidí que todavía no quería dormir y agarré Rayuela, un préstamo que hoy me entero que fue (es) regalo.
La idea era acostarme a la 1. Sin embargo, llegó esa hora y me encontré diciendo: “uno más, uno más”, porque el libro me encantó.
Y cuando finalmente me acosté, noté que ya no estaba de mal humor, que tenía ganas de continuar la lectura al día siguiente, que los libros sirven para sustraerte un rato de la vida real y que, cuando volvés, las cosas se ven diferentes.
"Y mirá que apenas nos conocíamos y ya la vida urdía lo necesario para desencontrarnos minuciosamente. Como no sabías disimular me dí cuenta en seguida de que para verte como yo quería era necesario empezar por cerrar los ojos..."
ResponderEliminarCreo q te lo leí el otro dia mientras disfrutabas de Morrisey... Me encanta ese pasaje, que se yo me encanta todo el libro!
Me puso muy contento tu comentario :)
Un beso
S