Un tren y un 136. Las despedidas son como una cuerda tensa, tirante, que en algún momento termina por cortarse... más tarde o más temprano. Entonces todo se vuelve definitivo (confusamente definitivo) y no hay marcha atrás. Así lo sentimos. Sucesos que para algunos son intrascendentales, constituyen el hilo de Ariadna que guía la vida de otros.
Algunos golpes bajos. La tristeza y la felicidad, muchas veces, van de la mano. Los cambios son necesarios, pero nos asustan. "No estoy mal, tengo miedo". No siempre tocan buenas cartas. En ese sentido, la vida también es un juego... y eso implica, de alguna forma, volver a ser niños y desear protegernos en los brazos de mamá o papá.
Un acto de fe. La confianza en las personas depende más de las expectativas que depositamos en ellas, que de lo que verdaderamente hacen por nosotros. Los afectos son pequeños dioses: religiones incipientes, con apenas unos devotos. Creemos en ellos, sobre todo, porque necesitamos creer.
Algunos golpes bajos. La tristeza y la felicidad, muchas veces, van de la mano. Los cambios son necesarios, pero nos asustan. "No estoy mal, tengo miedo". No siempre tocan buenas cartas. En ese sentido, la vida también es un juego... y eso implica, de alguna forma, volver a ser niños y desear protegernos en los brazos de mamá o papá.
Un acto de fe. La confianza en las personas depende más de las expectativas que depositamos en ellas, que de lo que verdaderamente hacen por nosotros. Los afectos son pequeños dioses: religiones incipientes, con apenas unos devotos. Creemos en ellos, sobre todo, porque necesitamos creer.
Gracias Eve, me encanto este post.
ResponderEliminarSegui compartiendo con nosotros tus reflexiones.
Besitos, te quiero mucho!