5/05/2008

Guerra de la Triple Alianza

(...) Fue una carnicería, ejecutada todo a lo largo de los fortines que defendían, tramo a tramo, el río Paraguay. El "oprobioso tirano" Francisco Solano López encarnó heroicamente la voluntad nacional de sobrevivir; el pueblo paraguayo, que no sufría la guerra desde hacía medio siglo, se inmoló a su lado. Hombres, mujeres, niños y viejos: todos se batieron como leones. Los prisioneros heridos se arrancaban las vendas para que no los obligaran a pelear contra sus hermanos. En 1870, López, a la cabeza de un ejército de espectros, ancianos y niños que se ponían barbas postizas para impresionar desde lejos, se internó en la selva. Las tropas invasoras asaltaron los escombros de Asunción con el cuchillo entre los dientes. Cuando finalmente el presidente paraguayo fue asesinado a bala y a lanza en la espesura del cerro Corá, alcanzó a decir: "¡Muero con mi patria!", y era verdad, Paraguay moría con él. (...) Los invasores venían para redimir al pueblo paraguayo: lo exterminaron. Paraguay tenía, al comienzo de la guerra, poco menos población que Argentina. Sólo doscientos cincuenta mil paraguayos, menos de la sexta parte, sobrevivían en 1870. Era el triunfo de la civilización. Los vencedores, arruinados por el altísimo costo del crimen, quedaban en manos de los banqueros ingleses que habían financiado la aventura.

(...) Del Paraguay derrotado no sólo desapareció la población: también las tarifas aduaneras, los hornos de fundición, los ríos clausurados al libre comercio, la independencia económica y vastas zonas de su territorio. Los vencedores implantaron, dentro de las fronteras reducidas por el despojo, el librecambio y el latifundio. Todo fue saqueado y todo fue vendido: las tierras y los bosques, las minas, los yerbales, los edificios de las escuelas. Sucesivos gobiernos títeres serían instalados, en Asunción, por las fuerzas extranjeras de ocupación.


(...) Stroessner se considera heredero de los López. El Paraguay de hace un siglo ¿puede ser impunemente cotejado con el Paraguay de ahora, emporio del contrabando en la cuenca del Plata y reino de la corrupción institucionalizada? (...) Stroessner dice que el contrabando es "el precio de la paz": los generales se llenan los bolsillos y no conspiran. La industria, por supuesto, agoniza antes de crecer. El Estado ni siquiera cumple con el decreto que manda preferir los productos de las fábricas nacionales en las adquisiciones públicas. Los únicos triunfos que el gobierno exhibe, orgulloso, en la materia, son las plantas de Coca Cola, Crush y Pepsi Cola, instaladas desde fines de 1966 como contribución norteamericana al progreso del pueblo paraguayo.

Fragmentos de "Historia de la muerte temprana", en Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano.

2 comentarios:

  1. Desde mi profunda ignorancia de la geopolítica y la historia contemporánea de América Latina, sólo puedo decir que nunca he entendido los permanentes conflictos que se suceden en esa parte del mundo. Es que no comprendo como naciones soberanas, con un idioma común y una historia compartida se pueden llevar tan mal. Es increíble. Está claro que mucha culpa la tienen los norteamericanos y su doctrina Monroe, pero no toda.

    Un saludo.

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  2. ahi estuve yo en el hito de las tres fronteras, cuando fui al Iguazú, qué pasaddaaaaaaaaaaa... y en Punta del Este, y en Colonia, Buenos Aires, Calafate... PRE-CI-O-SO

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