“Ya veo”, dijo Sofía. “Eso es avanzar, para vos. Cada borrón un paso adelante, ¿no? Y así te vas limpiando. Así te vas deshaciendo de lo que no te sirve. Para qué tanto lastre, ¿no? Se junta polvo, se ocupa espacio, siempre hay que estar ordenando. Mejor sacárselo de encima. ‘Liberarse’. Por eso te buscaste esa chica, ¿no? Es joven… No tiene pasado (Vera se llama, ¿no? Vera. Me gusta el nombre). Ideal. Atrás ya no hay nada. Ahora todo está adelante”. Hizo una pausa; el rechazo se había convertido en disgusto, en esa melancolía que suele acompañar a las constataciones objetivas. “¿Ves?”, dijo Rímini. “¿Ves por qué me resulta tan difícil verte?”. “Veo, sí”, dijo ella, apiadándose. “Nunca vi a nadie menos vivo en mi vida”. Sacó un billete arrugado de su bolsillo y lo soltó junto al pocillo intacto. “No te conozco”, dijo mientras se incorporaba. “Me das lástima”.
Fragmento de El pasado, de Alan Pauls.
No hay comentarios:
Publicar un comentario