Una mañana, continuó Sophie, se despertó después de una mala noche y comprendió que Fanshawe no volvería. Fue una verdad repentina y absoluta, que nunca volvería a cuestionarse. Lloró entonces y siguió llorando una semana, llorando a Fanshawe como si hubiera muerto. Cuando las lágrimas cesaron, sin embargo, descubrió que no lamentaba nada.
Fragmento de La habitación cerrada, de Paul Auster.
espero que eso aplique a una persona que yo conosco...
ResponderEliminarte adoro amiga mia, supongo que debes estar estudiando para tu parcial, asi k te mando toda la mierda del mundo, ojala todo salga como esperas!!
muchos abrazos y besitos, te quiero mucho preciosa...
Agus... just a mirror for the sun...
sabelo que si!!
ResponderEliminarpor lo del titulo...
ResponderEliminar