5/28/2009

Los sueños de Teresa

En medio de la noche empezó a gemir en sueños. Tomás la despertó, pero al ver su cara le dijo con odio: “¡Vete! ¡Vete!”. Después le contó lo que había soñado: estaban en algún lugar juntos ellos dos y Sabina. Entraron en una habitación grande. En medio había una cama, como en un escenario de teatro. Tomás le ordenó que se quedara de pie en un rincón y después, delante de ella, hizo el amor con Sabina. Esa visión le producía un dolor que no podía soportar. Quería interrumpir el dolor del alma mediante el dolor del cuerpo y se metía agujas en las uñas. “Dolía tanto”, decía, y mantenía los puños cerrados como si los dedos estuvieran heridos de verdad.

Fragmento de La insoportable levedad del ser, de Milan Kundera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario