6/29/2008

Moonlight Shadow

Perder al ser amado ha sido la primera experiencia de la que yo llamo, a pesar de tener sólo veinte años, mi larga vida, y me ha hecho sufrir tanto que, a veces, pensaba que dejaría de respirar. Mi corazón, la noche en la que él murió, se fue a otra dimensión, y ya no pudo volver a mí, de ninguna manera. Me era totalmente imposible ver el mundo con los mismos ojos que antes. Mi cabeza flotaba y se sumergía insegura, y la sentía turbia, pesada y sin sosiego. Y lamento que me haya sucedido a mí una de las cosas que a algunas personas no les suceden jamás (ejemplo: un aborto, caer en la prostitución o una enfermedad grave).

 
Lo sé, aún éramos jóvenes y, además, tal vez no hubiera sido el último amor de nuestras vidas. Sin embargo, Hitoshi y yo experimentamos por primera vez diversos dramas que nacían entre los dos. Mientras sopesábamos la importancia de los diferentes episodios que surgían al relacionarse íntimamente dos personas, conociéndolos uno a uno, construimos cuatro años.

 
Después de lo ocurrido, puedo decirlo en voz alta: 'Dios es imbécil'.

Yo amaba a Hitoshi con locura.

Fragmento de Moonlight Shadow, de Banana Yoshimoto.

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